Rating: 3/4
En esta guerra que se libra a mitad de camino, nunca se sabe qué potencia está luchando contra qué potencia. Nunca sabemos cuál es el objetivo de estos soldados, su patria, las razones de su compromiso. Solo vemos que están fuertemente armados, que avanzan, protegidos por una armadura completa inspirada en el poilus de 1914, pero futurista, que podemos adivinar que no deja pasar ni balas, ni gases, ni radiaciones. Y es mejor, dado el contexto apocalíptico definitivo, lo peor de lo peor.
El argentino de origen japonés Agustín Graham Nakamura utiliza una narrativa a menudo silenciosa –explica en el epílogo que originalmente su historia era incluso 100% silenciosa–, pero su narración visual es de una eficacia poco común. La humanidad de los personajes brilla en las tomas iniciales de sus rostros dentro de sus máscaras de gas. Una técnica de logotipos en los cascos permite reconocerlos más tarde, cuando se mueven en sus carcasas idénticas. El excelente montaje alterna planos generales de un escenario desolado y se centra en un arma, una herramienta, una batería, una mirada... Una inteligente gestión de la luz y de los reflejos permite distinguir el equilibrio de la composición de los paneles en esta nebulosa oscura.
A través de este paseo por las ruinas de un abominable conflicto distópico, Nakamura (cuya familia es originaria de Hiroshima) hace una alegoría acusadora contra la guerra en general. Así que, por supuesto, el punto es un poco gratuito y obvio: la guerra es fea y horrible, incluso cuando no sabemos las razones. Pero aún así, la atmósfera crepuscular que crea hábilmente es sofocante y morbosa, hasta un punto extremo. En este contexto, uno sospecha rápidamente que no debe esperar un final feliz. Aparte de una estrella que perfora, por instantes fugaces, el techo de nubes negras, como para recordarnos que, en algún lugar, para otros, todavía hay esperanza, el resultado final es nihilista.
Original: https://www.planetebd.com/bd/ilatina/monogatari/-/57260.html